See on Scoop.it – Revista Magnesia
Veintiséis años después de su primera aproximación al mundo de la gimnasia, Martín Barrionuevo está de pie, los brazos tensos, los ojos enrojecidos observando el cajón que lo espera a 25 metros. Un pasillo de ilustres acompañará su último salto, en la noche de su retiro, en un colmado y enfervorizado salón del Polideportivo Municipal de Villa Carlos Paz.
La elite de la gimnasia nacional lo reverencia en una inolvidable noche de noviembre. Federico Molinari, Nicolás Córdoba, Osvaldo Martínez Erazun, Sebastián Melchiori, entre otros, están allí, acompañándolo, mientras la multitud corea su apodo, curioso apodo tratándose de un gimnasta de elite: “Olé, olé, olé, olé, gordo, Gordo, Gordo”. Es el retiro de Martín Barrionuevo,el gimnasta cordobés más importante de la historia.
“Fue un torneo muy especial en el que acabé con una etapa de mi vida. Fue mi despedida, luego de 26 años en este deporte, años en los que pasé por un montón de cosas. Pasé momentos malos y buenos, pero la gimnasia me ha dado todo. No le puedo pedir más”, cuenta Martín, ahora en la tranquilidad del Gimnasio Olímpico Argentino, donde continuará vinculado con la actividad, pero en el rol de entrenador.
A los seis años, casi de casualidad, sus padres lo llevaron a ver gimnasia en Instituto y su vida cambió. El niño inquieto encontró dónde canalizar su arsenal de energía. “Me deslumbró, supe que esas piruetas eran lo mío y no largué nunca más”, sigue Martín.
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Martín Barrionuevo: gala final de un luchador
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